Mediante un taller participativo, el equipo de investigación e incidencia de Rimisp presentó los alcances del proyecto “Siembra desarrollo. Pequeña agricultura y alimentación resilientes al COVID-19” (2020 y 2023), el cual busca contribuir a mitigar el impacto de la pandemia en la seguridad alimentaria de los hogares, y mejorar las condiciones de participación de los productores/as de la agricultura familiar en los sistemas agroalimentarios de América Latina.
Para ello, la iniciativa, que es financiada por el International Development Research Centre (IDRC) Canadá, se propone generar evidencia empírica y cambios institucionales y políticos en cinco países de la región: México, Guatemala, Colombia, Ecuador y Chile, específicamente, en territorios urbano-rurales que se han visto afectados por los impactos de la pandemia.
En específico, el componente de investigación del proyecto contempla la realización de encuestas -sobre seguridad alimentaria y nutrición-, historias de vida de mujeres rurales -para conocer cómo han cambiado sus estrategias de vida-, talleres con productores de la agricultura familiar, y un panel conformado por actores del sistema agroalimentario, las cadenas de valor y su entorno.
Por otro, “Siembra desarrollo” buscará generar incidencia a nivel político, para fortalecer la participación de la agricultura familiar, brindando apoyo con el diseño de programas y capacitaciones que viabilicen los cambios institucionales propuestos para alcanzar sistemas agroalimentarios más sostenibles, equitativos (en términos de ingresos), inclusivos, sensible al género y que garanticen la seguridad alimentaria y nutrición en los territorios, actualmente en evaluación.
En la presentación, Sandra Gagnon, Oficial Senior del Programa de Agricultura y Seguridad Alimentaria de IDRC Canadá, apuntó sobre el enfoque del proyecto que “la fuerza de los sistemas alimentarios es tener todo en cuenta, por más que no se van a buscar datos y análisis precisos en cada uno. Tomando la totalidad, para el territorio, me parece súper relevante. Es una buena línea. Cada vez más apuntamos a una visión mas amplia de los sistemas”.
En tanto, la directora ejecutiva de Rimisp, Ignacia Fernández, destacó tres aspectos centrales del proyecto: “El resultado respecto a empleo e ingresos, pensando en la inclusión de la agricultura familiar, los impactos negativos que pudo existir, y que los cambios y respuestas vayan en la línea de resolver sosteniblemente esas necesidades. Lo segundo, creo que el motor demográfico es clave desde la perspectiva territorial, por el potencial de impacto de los territorios rurales intermedios para la seguridad alimentaria y protección de los pequeños productores. Y lo tercero, me parece que es importante el tema del acceso físico y económico, en el contexto de confinamiento”.
Por su parte, Ney Barrionuevo, director de Rimisp en Ecuador, valoró que el proyecto incorpore el enfoque de los sistemas agroalimentarios, “pero que también promueva ese carácter sostenibles, en toda la amplitud de ese concepto. Eso nos permite escapar de riesgos de enfoques que son más limitados. Tradicionalmente lo agrícola ha sido visto desde un enfoque de oferta, de demanda de las cadenas de valor, muy fragmentariamente. Hacerlo desde los sistemas agroalimentarios y cruzarlo con el territorio permite una mejor comprensión de las dinámicas, y de su complejidad desde la producción hasta su consumo responsable”.
Yuritzin Flores, quien lidera la oficina de Rimisp en México, se refirió también al enfoque territorial de la iniciativa. “Los ejes conceptuales del proyecto se irán orientando con la realidad de los territorios. (…) El punto importante es la línea dónde inicia: la agricultura familiar, y la parte final: los consumidores. Me parece que es un link importante sobre todo en esta pandemia, porque todos somos consumidores”, señaló.
Asimismo, la directora de la oficina de Centroamérica, Celeste Molina, indicó que “el gran aporte de este marco teórico permite tener esta visión integral, pues hay muchos enfoques de sistemas agroalimentarios enfocados nada más en los eslabones del sistema, y esto permite considerar todos estos drivers y los impactos en los resultados. Es muy útil para un enfoque territorial, como el que nosotros abordamos siempre, porque también te permite entender los elementos endógenos y exógenos del territorio. Hay que tomarlo en su conjunto”.
Fuente: Rimisp
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